lunes, 19 de enero de 2009

Un físico del LHC organiza una fiesta para celebrar el "fin del mundo"

[Publicado en ADN.es el 10 de septiembre de 2008, día del arranque del LHC. La información me la dio un taxista y me vino muy bien para dar una noticia más light entre tanta información científica.]

Un centenar de jóvenes, entre ellos trabajadores del Gran Colisionador de Hadrones, acuden a la convocatoria del científico ruso en un céntrico pub de Ginebra


La End of the World Party se parece a una de esas fiestas que los estudiantes Erasmus organizan en todas las capitales europeas: jóvenes alegres que se comunican en inglés -o en alguno de sus muchos idiomas nativos-, cervezas del mundo servidas en un pub irlandés por camareros locales y extranjeros, música comercial a todo volumen y risitas de parejas en algún rincón más tranquilo. La diferencia es que los participantes ya son algo mayores para estudiar y, sobre todo, han acudido a celebrar el temido fin del mundo que, según algunos científicos muy minoritarios, podría acarrear el acelerador de partículas LHC que arranca este miércoles en un subterráneo bajo la frontera entre Suiza y Francia.
Esa máxima demostración de ironía, o de provocación, según el punto de vista, la protagonizaba en la noche del martes un físico que trabaja en el LHC, empleado por la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), el ruso Andrei Loginov. "Me parecía una excusa perfecta para invitar a mis amigos y los amigos de mis amigos a compartir una fiesta juntos", dice el científico de 30 años. Si la explicación parece algo corta, Loginov desarrolla su razonamiento con un refrán de su país de origen: "En Rusia decimos que no hay ninguna razón para no beber".

Casi 150 personas convocadas en 5 días

Los argumentos de Andrei han convencido a entre 100 y 150 personas, congregadas en el Lady Godiva, en el centro de Ginebra. La mayoría tien
e muy poco que ver con el mayor experimento de física de la historia, son trentañeros que han encontrado el pretexto perfecto para pasarselo bien un martes por la noche. Paolo y Barbara por ejemplo, son dos italianos, él, de 32 años, estudiante en un MBA y ella, de 35, empleada en la Sanidad pública. Cuentan, frente a una pantalla giganta que transmite imágenes del LHC, que se enteraron de la Fiesta del Fin del Mundo por una web popular entre los jóvenes expatriados en Suiza, Glocals.com. Otros vieron la convocatoria en la red social Facebook, y, en apenas cinco días el Godiva se llenó como si fuera un día festivo.

Christoph, en cambio, tiene en mente un objetivo más definido: "decir que lo de los agujeros negros son una mierda que se ha inventado la pr
ensa", sentencia este físico de 28 años que luce una camiseta de Iron Maiden. Evidentemente, en esta noche humorística, nadie se toma en serio las teorías defendidas ante un tribunal de Estados Unidos y otro en Estrasburgo.

De hecho, la estampa del pub irlandés refleja de manera bastante acertada el sentimiento general de los ginebrinos. Todo el mundo sabe que estamos a vísperas del arranque del LHC, todos saben algo de supuestos agujeros negros tragadores de planetas, pero casi nadie se lo cree. "A algunos horas del arranque, los habitantes de Meyrin expresan su confianza y su serenidad", indicaba este martes el diario La Tribune de Genève para resumir un reportaje en la ciudad en la que se ubica el LHC, a unos 10 kilómetros de Ginebra.

Aunque también es muy frecuente la bromita del "por si acaso". "Ah, ¿por eso hay tanta gente?", decía un taxista al enterarse de la fiesta. "Pues si es el fin del mundo luego entro y me emborracho".

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