miércoles, 21 de enero de 2009

Hugo, 12 años: "Soy un 50% español y quiero que sea oficial"

[Publicado en ADN.es el 29 de diciembre de 2008. Es parte de una serie de reportajes que hice como enviado especial a la ciudad francesa de Toulouse para contar historias de hijos y nietos de exiliados republicanos que desde el 29 de diciembre pueden obtener la nacionalidad española.]

Los hijos y nietos de españoles exiliados durante la posguerra pueden desde hoy acercarse a los consulados para solicitar la nacionalidad de sus ascendientes



José Castro habla francés con acento español. Su hija Sylvie usa ambos idiomas con la misma naturalidad. Y Hugo y Carla Micoud, los nietos de José, buscan alguna palabra cuando conversan en castellano con su abuelo. Entre los DVD del salón de su casa de Toulouse (suroeste de Francia) está la felicitación por el año nuevo de Vicente Álvarez, el presidente del Principado de Asturias, la región de origen de José.

En esta familia binacional hay identidades plurales, siempre se ha mezclado el carné del PSOE con el del Partido Socialista francés y ahora los Castro-Micoud quieren que España reconozca su realidad personal en sus documentos oficiales.

A partir de este lunes, podrán acudir al consulado general de España para pedir al Gobierno que otorgue a Hugo y Clara la nacionalidad de José, que dejó España en la posguerra por temor a la persecución y las cárceles franquistas. Tenía 26 años cuando, después de una estancia en Francia, el PSOE le convenció para que se quedara en Toulouse, una ciudad que no conocía de nada. Ahora tiene 74.

500.000 posibles nuevos españoles

Sylvie, la madre de Hugo y Clara, se ha encargado de juntar los papeles para poder pedir la ciudadanía para sus hijos. Ella nació española, pero se hizo francesa cuando era una condición para tener una beca en el instituto. Hace algunos años, ya recuperó su nacionalidad de origen.

Como Hugo y Clara, medio millón de descendientes de exiliados republicanos pueden pedir ya un DNI, en su mayoría, residentes en Argentina, Uruguay, Cuba, Chile, Venezuela, México y Francia, según los cálculos de la administración española.

Una decisión simbólica

Para los residentes en Francia, primer país de acogida de la Retirada del bando republicano, la medida es meramente simbólica, dado que dentro de la Unión Europea cualquier ciudadano puede vivir y trabajar el el Estado que prefiera. Pero a Hugo, de 12 años, el símbolo le importa. "Tengo un 50% español y un 50% francés, y quiero que sea oficial". Su hermana Carla, de 9 años, coincide con él: "Para mi es la misma cosa".

José Castro -o ¡ven-ven!, como lo apodó Hugo cuando de pequeño oyó sus primeras palabras en castellano- insiste en la libertad de sus nietos, en que deben ser ellos quienes decidan si les interesa la nacionalidad. Pero añade, riéndose: "Me gustaría que la cogiesen". Y para despedirse de su nieto le dice "hasta luego, ¡50%!".

Hugo y Carla nunca han vivido en España pero conocen la tierra de su abuelo por las vacaciones que pasaron allí y a través de las conversaciones de José y Sylvie, quien siempre ha mantenido viva esta relación con el país de origen.

¿Español o internacionalista?

Pero no todos los que tienen la posibilidad de hacerse españoles quieren realizar las gestiones. Los documentos oficiales que pueda dar un Estado no representan gran cosa en la cultura anarcosindicalista, por ejemplo. Progreso Marín, cuyos padres militantes de la CNT llegaron a Toulouse en los años 1940, no llenará los papeles para recuperar una nacionalidad que tuvo en el pasado, y sus hijos tampoco.

Este retirado profesor de francés de 64 años recuerda que al llegar al instituto adquirió la nacinalidad del país en el que nació, una condición que entonces era necesaria para ser profesor en la escuela pública. "Pero francés de papeles" observó entonces su padre, remarcando sus convicciones internacionalistas.

Memoria viva

Lo que más importa a Marin es la recuperación de la historia del bando republicano. Ha escrito varios libros sobre el asunto -el último, La mémoire à vif, describe los recorridos de 60 exiliados, "como si fueran retratos de pintores"- y preside una asociación, IRIS, que trabaja sobre "la memoria y la actualidad de los dobles exilios, en Francia y en España, para los descendientes de republicanos".

Este deseo de conocer y exponer sus raíces surgió tarde, cuando Marin tenía unos 50 años. "Mi madre siempre ha sabido contar su historia; y llegó un momento en el que yo empecé a escucharla".

Un plazo de dos años

En el consulado de Toulouse ya han recibido algunas solicitudes antes de la entrada en vigor de la medida. "Todo está listo", afirma el cónsul, Mariano García Muñoz, quien añade que es difícil prever cuánta gente podría acercarse para tramitar la solicitud. Recuerda que más de 1.800 personas ya recuperaron u obtuvieron la nacionalidad con la ley de 2002, que otorga la ciudadanía a las personas cuyo padre o madre hubiera sido originariamente español y nacido en España. En ese caso, las solicitudes llegaron poco a poco.

No obstante, la medida actual prevé una fecha límite para reclamar la nacionalidad: los nietos de exiliados tienen hasta el 27 de diciembre de 2010 para realizar los trámites.

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