jueves, 15 de enero de 2009

Annapolis, la cumbre de Bush

[Publicado en ADN.es el 27 de noviembre de 2007. Bush quería un Estado palestino antes de que terminase su mandato. Hoy quedan cinco días y la realidad en el terreno no parece ser precisamente la que auguraba el presidente estadounidense. Algunos dicen que para hacer buenas previsiones sobre Oriente Próximo, lo más fácil es imaginar que va a pasar lo peor]


Los líderes palestino e israelí "desean" un Estado palestino antes de que acabe el mandato del presidente de EEUU | A pesar de su optimismo, permanecen discrepancias fundamentales antes de alcanzar la paz

Resolución de la ONU en 1967, Camp David I en 1978, Conferencia de Madrid en 1991, Acuerdos de Oslo en 1993, Camp David II en 2000, plan de paz saudí en 2002, Hoja de Ruta y Acuerdo de Ginebra en 2003... y este martes, conferencia de paz en Annapolis.

La lista de las cumbres e iniciativas para encontrar la paz entre israelíes y palestinos es poco más que un recordatorio de 58 años de fracasos de la diplomacia para estabilizar Oriente Próximo. Un recopilatorio de iniciativas abortadas desde la proclamación de independencia del Estado sionista en 1948 y la inmediata invasión del territorio por una coalición de tropas árabes.

Con estos antecedentes, ¿se puede esperar avances en las conversaciones entre el primer ministro israelí, Ehud Olmert y el presidente palestino, Mahmud Abás? ¿O la conferencia convocada por el presidente de EEUU, George W. Bush, será un apunte más en la cronología de los intentos fallidos?



Precisamente, las mayores esperanzas pueden venir del anfitrión estadounidense, que como muchos de sus antecesores "descubre" el problema de Oriente Próximo justo antes de que acabe su mandato. Ahora los dirigentes de Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) dicen que "desean" establecer un Estado palestino antes de que Bush abandone el cargo, según indicaba el lunes la Casa Blanca. Las elecciones serán en noviembre de 2008, y Bush se irá en enero de 2009.

Ésta es la última oportunidad para que el presidente norteamericano deje otra herencia al mundo que la desastrosa aventura iraquí. Así opina Ferran Izquierdo, especialista de Oriente Próximo (¿Por qué ha fracasado la paz? Claves para entender el conflicto palestino-israelí), aunque se muestra pesimista: "Yo creo que es una iniciativa de Estados Unidos para que esta presidencia no sólo sea relacionada con la guerra en Irak... a sabiendas de que no puede salir nada real".

El anuncio por el regimen iraní de la adquisición de un nuevo misil, capaz de alcanzar Israel, es otro incentivo para que Bush se involucre en la búsqueda de una solución en Oriente Próximo. Aunque sea con su estilo, mucho menos intervencionista que el de Clinton, según apunta la prensa de EEUU.

Confianza en los vecinos árabes

Otra señal de esperanza es la lista de invitados: 40 países, entre ellos unos vecinos tan estratégicos como Siria y Arabia Saudí. Desde la embajada de la ANP en España, se insiste en esta novedad: "Los países árabes, los no alineados y la UE podrán dar más peso internacional y equilibrar" la relación de fuerzas, dice el agregado de prensa, Salah Abu Kaud.

Está claro que la personalidad de Bush pesará en las conversaciones. El necesario equilibrio al que alude Abu Kaud tiene que ver con el presidente norteamericano, que suscita mucha desconfianza en el mundo árabe, y más aún entre los palestinos. "¿Qué remedio hay?", pregunta Abu Kaud. "Es la voz cantante de Estados Unidos, y sabemos qué influencia puede tener sobre Israel".

Del lado israelí, el calendario más optimista

El propio Olmert ha sido el primero en señalar la fecha de 2008 para la hipotética creación de un Estado palestino, una muestra de optimismo que ha sido recibido con mucho escepticismo por parte de los observadores.

Para Izquierdo, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Barcelona, "lo que está saliendo ahora del Gobierno israelí es el producto de relaciones de fuerza dentro de Israel. Las presiones que el Gobierno de turno va recibiendo de un sector u otro. Por el partido mayoritario, Kadima; por un sector más duro de los laboristas...".

De hecho, la parte israelí no promete un documento final. "Puede haber una declaración o no. Evidentemente, no va a haber algo concreto, una conclusión repentina y definitiva al conflicto", explica el portavoz de la Embajada israelí en España, Edwin Yabo. Pero el diplomático insiste en "la importancia del encuentro en sí [...]. Se trata de recrear el vínculo, lo más importante ocurrirá después".

Después, habrá que abordar los obstáculos tradicionales al proceso de paz. En esos temas candentes, isralíes y palestinos siguen hablando idiomas distintos.

Sobre el problema de los refugiados -la población que vivía en el actual Israel antes de su proclamación como Estado, y que huyó del país y abandonó sus viviendas a partir de 1948- Abu Kaud dice que "tienen que tener la opción de volver a sus casas o no volver, con compensaciones". Yabo sostiene al contrario que el asunto de los refugiados se resolverá "en el marco del Estado palestino". Y añade: "Creo que hay acuerdo del lado palestino".

Los dos otros temas más espinososos, el estatuto de Jerusalén, reclamada como capital por ambas partes, y la delimitación de las fronteras, provoca discrepancias similares, y sigue sin conocerse nada de las necesarias concesiones de cada bando.

A pesar de los documentos y los mapas que ya existen y podrían servir como base para posibles intercambios, israelíes y palestinos se enfrentan a la presión de sus opiniones públicas para defender los asentamientos que ya existen o las fronteras que los palestinos consideran proclamadas por el derecho internacional y las resoluciones de la ONU.

La discutida legitimidad de Abás

Además, el presidente palestino está en una posición de debilidad: la franja de Gaza está fuera de su control, y una mitad de la población apoya a los islamistas de Hamás, excluidos por completo de las negociaciones por su negativa a reconocer Israel.

El Movimiento de Resistencia Islámico -su acrónimo en árabe-, ganador de las últimas elecciones generales, figura en la lista de organizaciones terroristas de EEUU, que califica de "golpe de Estado" su permanencia en el poder en la franja tras una casi guerra civil con los seguidores del partido de Abás, Al Fatah.

A pesar de su defensa por parte de Israel, EEUU y la comunidad internacional, "Abás tiene muy poca legitimidad", dice Izquierdo. "Además tendría un problema si tuviera que aceptar o rechazar una oferta israelí. Pero los palestinos tienen tan poco peso que no influyen practicamente nada en una posible solución del conflicto. La solución tiene que venir de la parte israelí", concluye.

(Foto: EFE)

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