viernes, 16 de enero de 2009

"Sarkozy no sería presidente sin Mayo del 68"

[Publicado en ADN.es el 21 de mayo de 2008. Me gustó mucho preparar el vídeo, con imágenes históricas de los telediarios de 1968]

El filósofo André Glucksmann y su hijo el periodista Raphaël reflexionan a dos voces sobre la herencia de las revueltas de 68 que el presidente francés pretende "liquidar"



En mayo de 1968 André Glucksmann publicaba su primer ensayo, creía en el maoísmo y acudía a las manifestaciones "porque le llevaba su novia". Hoy es uno de los intelectuales que menos gusta a la izquierda universitaria francesa, entre otras razones porque se opuso al pacifismo y el antiamericanismo antes de que empezara la guerra en Irak.

Raphaël Glucksmann tuvo que esperar hasta 2004 para ver en directo su primera revolución, la naranja que acabó en las urnas con el régimen autoritario de Ucrania. Este periodista y cineasta parisino cree que ésta fue una de las consecuencias positivas de esa rebeldía.

"En Nanterre había un eslogan escrito por las estudiantes que rezaba 'El hecho de que los estudiantes sirvan de militantes todoterreno dice mucho de su impotencia sexual'. En Ucrania he encontrado un cartel que ponía 'El primero que se cree los discursos revolucionarios limpia las letrinas", compara Raphaël durante su entrevista con ADN.es

Invitados por el Instituto Francés de Madrid a presentar su libro Mayo del 68. Por la subversión permanente (Taurus 2008), padre e hijo comparten su análisis cuarenta años después de aquella primavera. La culpa de esta introspección a cuatro ojos la tiene el presidente francés, el conservador Nicolas Sarkozy. Cuando aún era candidato por la centroderechista UMP, pocas semanas después de recibir el inesperado apoyo de André en las columnas del diario Le Monde, Sarkozy presentó -"con una mala fe aterradora", confesó después- su visión inquisidora de aquella revuelta y su deseo de "liquidar la herencia" de las protestas de mayo.

En un mitin de Sarkozy

Raphaël cuenta la escena de un mitin "en medio de un pueblo de derechas que no conocemos": "Para mi asombro, veo que sonríes. ¿Por qué?", pregunta Raphaël a André en la primera página del diálogo que cofirman.

André contesta que en Sarkozy reconocía al líder de aquellas protestas, el ahora eurodiputado verde Daniel Cohn-Bendit "luchando con el propio Cohn-Bendit", y que ante este espectáculo esquizofrénico "se lo pasó en grande". Los Glucksmann explican durante su entrevista que "Sarkozy nunca habría sido elegido presidente sin Mayo del 68". Porque la Francia pre-sesentayochista no estaba dispuesta a votar por un hombre con antepasados húngaros y judíos, sin raíces provinciales y casado en segundas nupcias.

Una revolución filosófica

En su edición francesa, el ensayo se llama Mayo del 68 explicado a Nicolas Sarkozy. En español y en catalán, los especialistas del márketing han preferido "Por la subversión permanente". Pero el objetivo es el mismo: explicar a Sarkozy y los sepultadores del "espiritú de mayo" el cambio irreversible que suponen los acontecimientos: una "revolución filosófica", para el padre, y una nueva filosofía de las revoluciones, para el hijo.

"Sócrates se paseaba por Atenas y hacía preguntas al poeta, al general, al político, al cura... 'Creéis saber, pero ¿qué sabéis?' Los jóvenes se amontonaban cerca de Socrates y veían que las preguntas eran mucho más fuertes que las respuestas. Mayo del 68 era eso. Las preguntas son mucho más fuertes que las respuesta", analiza el filósofo.

El libro también puede aparecer como una justificación a posteriori del apoyo del filósofo de izquierdas al candidato de la derecha. "La ruptura", eslogan sarkozista antes de las elecciones de 2007, encuentra en Mayo del 68 sus mejores argumentos. "Por primera vez, la derecha encarnó en el imaginario colectivo el movimiento [...] y la izquierda [...] un justo e inmutable reparto de las funciones y los lugares", escribe el hijo en una carta a Sarkozy que sirve como epílogo del libro.

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